10.2018


Historia Crediticia (1976-1994) 



En 1949, después de una cena en un restaurante de Nueva York, el empresario Frank McNamara inventó la franquicia Diners Club International, una tarjeta de crédito independiente de los bancos, originalmente enfocada en ser utilizada para gastos de comidas, viajes y entretenimiento. El éxito de la empresa fue tal que se expandiría a nivel global, operando en alrededor de 60 países, incluyendo Colombia, donde llegó en 1962 bajo la gestión de otro empresario, Ernesto Carlos Martelo. Más que ser una simple tarjeta, la marca se concentró en transmitir la idea de que los "miembros" de este club son parte de un pequeño grupo de personas con privilegios exclusivos y cuyo estatus social les permite acceder a bienes y servicios de lujo. Parte de esa estrategia consistió, y sigue siendo, en publicar una revista para sus clientes (por suscripción). Durante 30 años, de 1963 hasta mediados de 1994, la revista mantuvo el mismo formato (21 x 23 cm). Incluía una reseña de artistas contemporáneos a la publicación, la mayoría de ellos colombianos, y una imagen de su obra, reproducida en la portada. Como complemento a esta iniciativa, en los años 80 se fundó una galería de arte con el mismo nombre. Esta obra señala la tensión entre el arte visto como un elemento de decoro de una clase social privilegiada que accede fácilmente a un préstamo para satisfacer sus deseos de lujo y la actividad vital y profesional de los artistas, cuyo sustento depende de ello. Este pequeño archivo de 105 portadas y anuncios, intervenidos con acrílico, funciona como fuente para entender y mostrar la relación, a veces perversa, a veces necesaria e inevitable, entre el arte, las finanzas, las inversiones, las clases altas de la sociedad y los bienes y mercancías exclusivos.


Fotografía: ©Ende

In 1949, after a dinner in a New York restaurant, businessman Frank McNamara invented the Diners Club International franchise, a credit card independent from banks, originally focused on being used for dining, travel, and entertainment expenses. The company's success was such that it would expand globally, operating in around 60 countries, including Colombia, where it arrived in 1962 after the management of another businessman, Ernesto Carlos Martelo. More than being a simple card, the brand has concentrated on transmitting the idea that the "members" of this club, are part of a small group of people with exclusive privileges and whose social status allows them to access luxury goods and services. Part of that strategy consisted, and still is, in publishing a magazine for its clients (by subscription). For 30 years, from 1963 until mid-94, the magazine had the same format (21x 23 cm). It included a review of artists contemporary to the publication –most of them Colombians–, and an image of their work, reproduced on the cover. As a complement to this initiative, an art gallery with the same name was founded in the 80s. This work points to the tension between art seen as an element of decorum of a privileged social class that easily accesses a loan to satisfy their luxury desires and the vital and professional activity of artists whose living depends on it. This small archive of 105 covers and ads, intervened with acrylic, function as a source to understand and show the relationship, sometimes perverse, sometimes necessary and inevitable, between art, finances, investments, the upper classes of society, and exclusive goods and merchandise.

Photograph: ©Ende  




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